Si me creyera tan poeta como madre tendría publicados al menos tres poemarios. Si le hubiera dedicado la mitad de tiempo a la escritura que a la maternidad, ahora tendría una novela. Si me sintiera tan orgullosa de escribir como del amor que nos tenemos mis hijos y yo, no tendría este miedo a publicar; estaría decidida a ello.
Pero después de varios años de terapia me siento grande siendo madre y siendo escritora no me siento escritora, a pesar de las veces que me decís que lo soy (gracias escritoras peligrosas).
Por supuesto, amo muchos de mis poemas y los saco a pasear siempre que puedo pero los llevo con toquilla, con plástico para la lluvia y no se los dejo a cualquiera. Soy vulnerable a las críticas (arrastro unos pocos reproches de mi infancia) y muchas veces mi voz interna me critica también.
Con la escritura me comporto como una niña y no como una adulta. Juego con ella y me divierto pero no la pongo en valor a pesar de que creo que algunas cosas que escribo son muy buenas.
No sé cómo tuve hijos tan decidida, quizás vi que todas las mujeres lo hacían, y publicar un libro no. Ser madre tiene muchísimos más riesgo pero me siento más desnuda y expuesta con la escritura.
Y ahora que me pongo a escribir me acuso de vaga por no hacerlo más, qué penosa soy, y pienso que doy lastima, qué vergüenza. No quiero que nadie venga a ayudarme.
Debo, tengo, deseo (no sé cuál es el verbo)… ser yo, recuperar mi esencia, recordarme y encontrarme en las letras y en las páginas. Hacerlo antes de ser hija-madre o desaparecer. Mirarme, encontrar el espejo en la hoja huérfana de historias y en mi comunidad de escritoras (vosotras) y repetir, repetir, repetir…
SOY SABIA Y ESTOY RODEADA DE SABIAS.
Soy sabia y estoy rodeada de sabias.
Soy sabia y estoy rodeada de sabias.
Somos sabias.
Maricarmen Peñalba, nacida en Madrid por los años sesenta, ha amado la lectura desde que era pequeña. Empezó a escribir poesía en su adolescencia. En 1996 presentó un poema que seleccionaron en el certamen literario Ciudad de Getafe. Después estuvo en el espacio de Compartir Poesía de Entredós. Ha escrito cuando dormían sus hijos, cuando el mundo le pesaba, también cuando quería conocerse. Participó, junto con varias autoras, en el libro Relatos nada clásicos de Editorial Ménades. Actualmente comparte el amor a la escritura en el espacio capitaneado por Yoya Fortún, “Escritura Peligrosa”.
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