Cuidando el amor
Él decidió no usar gafas, aunque le costaba leer, para así dejar de
ver las arrugas de ella. Para él, ella se quedó en los cincuenta,
la edad en que su pelo terminó de ponerse blanco.
Ella empezó a ponerse auriculares para no escuchar sus repetidas
historias. Al cruzar sus miradas simplemente sonreían.
Cuando los chicos se casaron y los ronquidos se hicieron patentes,
decidieron dormir en habitaciones separadas.
En el momento en que él se jubiló, ella se buscó un trabajo y él se echó
un perro.
Un día se encontraron por la calle y no se conocían,
entonces, por fin, pudieron empezar a enamorarse.
Maricarmen Peñalba, nacida en Madrid por los años sesenta, ha amado la lectura desde que era pequeña. Empezó a escribir poesía en su adolescencia. En 1996 presentó un poema que seleccionaron en el certamen literario Ciudad de Getafe. Después estuvo en el espacio de Compartir Poesía de Entredós. Ha escrito cuando dormían sus hijos, cuando el mundo le pesaba, también cuando quería conocerse. Participó, junto con varias autoras, en el libro Relatos nada clásicos de Editorial Ménades. Actualmente comparte el amor a la escritura en el espacio capitaneado por Yoya Fortún, “Escritura Peligrosa”.
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